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Temas Hípicos. Anemia Infecciosa Equina: Síntomas y tratamientos

Óscar Hernández

La terrible anemia equina acaba con la vida de un caballo y es contagiante.

 

En nuestra sección Temas Hípicos, vamos ofrecer un artículo relacionado a la Anemia Infecciosa Equina (AIE), a raíz del brote de esta enfermedad, que se ha presentado hace unos días en el Club Hípico de Santiago de Chile. Esta es una enfermedad letal, a tal extremo, que el Servicio Agrícola y Ganadero (SGA), se vio en la necesidad de sacrificar a 16 caballos y tomar muestras a los demás ejemplares que se encuentran en el recinto de Blanco Encalada. No hay cura ni vacuna para combatir a esta enfermedad. A continuación, ofrecemos un interesante artículo sobre este caso.

Anemia Infecciosa Equina: Transmisión, síntomas y tratamiento

Por la Dra. Irene Fuste

En este nuevo artículo veremos sobre la causa de esta enfermedad vírica, también conocida como la fiebre de los pantanos, sobre su transmisión, sus síntomas y mucho más.

¿Qué es la anemia infecciosa equina?

La AIE o fiebre de los pantanos es de origen viral y es crónica. Concretamente está producida por un lentivirus de la familia Rtroviridae i que sólo afecta a équidos (caballos, mulas, asnos, cebras…). Esta enfermedad está presente en todo el mundo. Donde se ha hallado más frecuentemente este virus es en EE.UU. y en Canadá, en cambio hay algún país que es una excepción y en el que nunca se ha encontrado el virus y no se han dado casos, como Japón e Islandia.

Puede darse de forma aguda o de forma crónica. En los casos crónicos esta enfermedad incapacita bastante al animal y éste queda como portador del virus para siempre. En cambio, cuando se da la forma aguda, que suele darse más comúnmente en los caballos que entran en contacto por primera vez con el virus, los animales afectados muchas veces se recuperan y quedan como portadores, pero en un 30% de los casos de forma aguda se desarrolla la viremia de forma fatal.

Transmisión de la anemia infecciosa equina

La anemia infecciosa equina se contagia al contactar la sangre de un équido infectado con la de uno sano. Son muchas las formas de que la sangre de un animal entre en contacto con la de otro, pero la forma más común es a través de vectores, en este caso los más comunes son los tábanos y las moscas de los establos, que al alimentarse de un animal infectado se llevan el virus con ellos y al pasar a alimentarse de otro que no está enfermo, le inoculan el virus.

Pero, de hecho, cualquier objeto cortante o punzante que tenga sangre contaminada puede, al herir a uno sano, contagiar la enfermedad. Además, existe la forma de transmisión de la madre a los hijos. Esta se puede dar cuando el potro todavía está en el útero, o bien en el momento del parto o de la lactancia.

Se produce mucho más contagio en zonas donde existe una alta viremia, donde los caballos tienen poco espacio entre ellos. Como hemos comentado anteriormente, un caballo u otro équido que logra sobrevivir a una forma aguda de la AIE o bien uno que la adquirido de forma más leve pero directamente crónica, queda como portador del virus para siempre, por lo que es importante mantenerlo alejado de otros de su especie o por lo menos mantener juntos a los que sabemos que son positivos en esta enfermedad y por lo menos a 48m de los que estén sanos. Pues si existe una distancia de mínimo 48 metros, los tábanos prefieren picar al mismo animal varias veces en vez de irse a buscar a otro.

Síntomas de la anemia infecciosa equina

El período de incubación de esta enfermedad es de una semana hasta 45 días. Puede haber animales que sean asintomáticos o inaparentes, es decir, que estén enfermos pero que no presenten ningún síntoma y son portadores sin que nos demos cuenta. En los casos en los que sí se manifiestan síntomas, los síntomas más comunes que pueden variar un poco según si se trata de un caso agudo o crónico, son:

Letargo, Debilidad, Depresión, Inapetencia, Fiebre recurrente, Ictericia, Taquipnea Taquicardia, Anemia, Trombocitopenia, Heces sanguinolentas, Rápida pérdida de peso, Edema en las patas y Petequias en las membranas mucosas

Diagnóstico de la anemia infecciosa equina

Es importante saber que la anemia infecciosa equina se encuentra entre las enfermedades equinas que deben tratarse como diferenciales, es decir, que cuando un équido reúne ciertos síntomas (pérdida de peso, fiebre, edema, debilidad, etc.), ésta es una de las enfermedades que debe ser descartada, o bien confirmada según las pruebas diferenciales que realice el veterinario especialista.

Normalmente esta enfermedad se confirma a través de pruebas serológicas realizadas en el laboratorio. En un laboratorio adecuado nuestro veterinario de confianza podrá realizar las dos pruebas serológicas más utilizadas para diagnosticar la AIE:

-La prueba de la inmunodifusión en gel de agar (IGDA o Coggins).

-Los ensayos por inmunoabsorción ligados a enzimas (ELISA).

Tratamiento de la anemia infecciosa equina

No existe un tratamiento efectivo contra el virus causante de la anemia infecciosa equina, por este motivo, los veterinarios suelen recomendar la eutanasia de animales infectados, para prevenir la transmisión hacia otros équidos. Por este motivo, la prevención se vuelve tan importante. A continuación, te hablamos de ella y de algunas medidas que puedes aplicar.

Prevención de la anemia infecciosa equina

La anemia infecciosa equina es una enfermedad para la cual no existe ninguna vacuna preventiva, ni tampoco un tratamiento óptimo que resulte en la cura del problema.

Precisamente por lo anteriormente indicado, la prevención de esta enfermedad es vital. Los pasos más eficaces que podemos seguir para evitar el contagio y la propagación de esta enfermedad incurable para los équidos son:

Primero, deberemos llevar a cabo habitualmente la forma de prevención más básica, que es mantener las zonas y los materiales (tanto arreos como material quirúrgico u otras herramientas) comunes bien limpios y esterilizados para evitar el virus. Con la limpieza y desinfección adecuadas también mantendremos alejados a los vectores de la enfermedad.

Segundo, es imprescindible que nuestro veterinario especialista de confianza haga análisis rutinarios cada cierto tiempo, se recomienda un par de veces al año, a todos nuestros équidos. En estos análisis deberá incluir las pruebas serológicas pertinentes para descartar esta enfermedad.

Tercero, si somos conscientes de que tenemos algún animal enfermo, deberemos mantenerlo aislado de los demás de la mejor forma posible para los demás, pero también para él. Además, deberemos evitar que entren animales nuevos que puedan estar ya enfermos.

Finalmente, y lamentablemente, muchas veces la única forma de prevención es el sacrificio de los animales que estén enfermos. No solo se puede llegar a tomar esta medida como una prevención indicada por el veterinario, sino que en muchos casos llega a tratarse de una eutanasia. Esto es posible puesto que el animal puede que, llegado a un punto del proceso, esté sufriendo demasiado. Pero este factor siempre lo determinará y llevará a cabo un veterinario especializado en équidos.

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