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Primeros síntomas. Dolor y mal comportamiento en el caballo

Óscar Hernández

Siempre es importante y debemos estar atentos a los cuidados de un caballo

 

Continuando con nuestra sección Temas Hípicos, en esta ocasión, abordaremos con un interesante artículo, relacionado con el dolor y mal comportamiento en el caballo. Desde que uno adquiere a un ejemplar, lo primero que observa es que su comportamiento y nos preocupamos que no le pase nada y que tenga todas las atenciones debidas. En este artículo, están todas las recomendaciones para tener a su caballo en buenas condiciones. Se lo recomendamos.

Dolor y mal comportamiento en el caballo

Por la Dra. Claire Bustamante

¿Has detectado algún cambio en el comportamiento de tu caballo, ya sea en el box o montado? ¿Notas que a tu caballo le cuesta hacer ejercicios o esfuerzos que antes desempeñaba sin dificultad? ¿Tu caballo presenta mal carácter cuando se encuentra en el box o cuando le vas a preparar para montar? Si has contestado sí a alguna de estas preguntas es posible que tu caballo esté tratando de decirte que lleva tiempo sufriendo algún dolor y su único “idioma” es cambiar su comportamiento.

El dolor es el primer síntoma que nos alerta de que algo está ocurriendo en el organismo para que podamos poner los “medios” para resolver el problema que lo ha generado. En el caso de los caballos, identificar las señales que indican que están padeciendo un dolor, resulta fundamental para poder detectar las patologías de manera precoz y mejorar así el pronóstico. Pero el dolor es también un síntoma que hay que controlar ya que en muchos casos es lo que complica la resolución del problema al acarrear diversos efectos secundarios.

 

Puede ser un síntoma muy práctico ya que informa al animal de que existe un problema para evitar mover una zona que se encuentra lesionada; sin embargo, la gran capacidad de muchos caballos de “aguantar” el dolor sumado a la manera en la que lo manifiestan (no siempre entendido por sus propietarios) puede complicar las cosas. Así que si tienes un caballo un poco “quejica”, estás de enhorabuena, tienes la suerte de poder enterarte cuanto antes de que algo va mal en su cuerpo; aprende a detectar estas señales y podrás ayudarle de la mejor manera posible.

¿Cómo manifiesta mi caballo el dolor? Cambios de comportamiento

Sería estupendo que los caballos hablaran nuestro idioma y pudieran decirnos qué les duele, cuánto y cómo les duele. Lamentablemente los caballos están lejos de hablar nuestro mismo idioma, pero nosotros podemos intentar aprender el suyo para identificar el dolor cuanto antes.

Los caballos manifiestan el dolor básicamente cambiando su comportamiento, para mostrar disconformidad y rechazar el ejercicio, movimiento o conducta que les genera el dolor, de la misma manera que haría un bebé o un niño pequeño cuando lloran o patalean.

Si somos capaces de detectar estas señales de dolor podremos:

-Percibir las molestáis de nuestro caballo de manera temprana, antes de que se agraven o generen lesiones clínicas evidentes.

-Evitar el sobreesfuerzo o la fatiga en casos de dolor, que puede dar lugar a una lesión.

-Establecer una solución temprana para la causa que ha generado el dolor, evitando alargar los períodos de recuperación.

-Prevenir lesiones de la mejor manera.

Cambios de comportamiento que indican dolor: aprende a detectarlos

En respuesta a un dolor, los caballos pueden cambiar su comportamiento en el box, cuando están sueltos en el prado, cuando los preparas para el trabajo o mientras son trabajados.

En el box

Un caballo con dolor dentro del box puede mostrar comportamientos variados, desde vicios de cuadra, apatía y falta de ganas de salir a trabajar hasta incluso comportamientos agresivos (morder, patear, no dejarse coger).

Algunos caballos tienden a mostrar cierta “apatía”, no se relacionan con los caballos que tienen cerca, se mueven poco dentro del box e incluso remueven la cama para hacer pequeños montículos donde descansar uno o varios miembros (para aliviar el dolor).

Las posturas antiálgicas es otra alteración en el comportamiento que podemos observar y se definen como posturas para evitar o minimizar un dolor. Pueden identificarse si observamos al caballo en el box, aunque también se manifiestan en el prado o cuando tenemos el caballo atado para prepararlo. Algunos ejemplos de posturas antiálgicas son: tendencia a adelantar una mano para minimizar la carga de peso sobre ella, tendencia a abrir o cerrar la base de sustentación (sacan o meten las extremidades dentro o fuera de la masa del cuerpo), apoyar la grupa sobre la pared para estirar el dorso etc.

En el prado

Por lo general los caballos que viven en prado suelen tener una mejor salud músculo-esquelética, ya que, al no estar confinados en un box, pueden moverse en libertad, estirarse, revolcarse y en general mantenerse en mejor estado físico y psicológico. Pero caballos con dolor tienden a no moverse demasiado cuando están sueltos y permanecer apáticos con el entorno. No disfrutan revolcándose ni corriendo con el resto de sus compañeros. Incluso pueden desarrollar vicios de cuadra o estereotipias, a pesar de no estar encerrados.

Mientras son preparados para el trabajo

Algunos ejemplos de cambios de comportamiento asociados a dolor, que se manifiestan cuando el caballo se prepara para el trabajo son:

-Hipersensibilidad al cepillado: caballos que se enfadan, se mueven, muerden o patean cuando se les pasa el cepillo. La reacción más frecuente si existe dolor en dorso es hundirlo cuando se pasa el cepillo por esa zona.

-Reacciones violentas al ser ensillado y cinchado (mordiscos, patadas etc…), que se observan sobre todo al colocar la montura encima del dorso y en el momento del cinchado. Los caballos suelen girar la cabeza para intentar morder a la persona que está cinchando, o bien se mueven, colocan las orejas hacia atrás… Cabe señalar que el hecho de que el caballo lleve mucho tiempo manifestando este comportamiento no lo convierte en normal y aceptable como creen muchos jinetes. Sin duda es una respuesta al dolor, ya sea reciente o bien un dolor que se ha mantenido durante mucho tiempo presente.

-Resistencia a la colocación de las mantas, algo que vemos muy frecuentemente en estas fechas, en las que el frio aprieta y colocamos varias mantas. Algunos caballos tienden a mostrar mal comportamiento cuando se le coloca la manta encima y al ajustar las trabillas delanteras. Generalmente se debe a molestias y roces a nivel de los hombros y cruz, aunque hay que evaluar cada caso.

-Dificultad para limpiar los cascos: encontramos caballos que no nos dan con facilidad los cascos, apoyan todo su peso en nosotros, se desequilibran, tratan de patear o mueven la extremidad levantada con violencia etc. Son todas muestras que pueden indicar una molestia al flexionar el miembro que estamos pidiendo o bien al cargar peso en el miembro contrario.

Cuando son trabajados

-Hundimiento del dorso en el momento que el jinete se sube o resistencia a que éste se monte. El caballo no permanece quieto cuando el jinete se va a subir, tiende a moverse y en ocasiones puede verse como su dorso se hunde al sentir el peso. Puede mostrar enfado a la hora de comenzar a moverse con el peso del jinete, quedarse parado sin ganas de avanzar o bien avanzar de manera violenta incluso dando pequeñas patadas, botes o poniéndose de manos (este comportamiento suele relacionarse con dolor de dorso).

-Caballo rígido al inicio del trabajo, que mantiene la cabeza alta, el dorso bloqueado, escasa impulsión posterior, pocas ganas de avanzar, dificultad para reunirse y aceptar el contacto, o transmitir el movimiento por el dorso.

-Resistencia a avanzar, botes y patadas en frío, se pone de manos.

-Tendencia a rehuir el contacto, abren la boca, levantan la cabeza, sacan la lengua o aprietan excesivamente la mandíbula.

-Defensa o resistencia al trabajar a una mano, rigidez en el contacto, evita la incurvación o se incurva al lado contrario, presenta dificultad en los giros, mostrándose muy rígido y en ocasiones incluso defendiéndose (algunos caballos se paran de manera repentina o incluso se ponen de manos).

-Dificultad para realizar ejercicios que antes hacían sin problema o rehúses en el caso de caballos de salto, en general lo que se considera una pérdida de rendimiento deportivo.

-Cojeras, que son alteraciones en el movimiento para evitar un dolor. Pero recuerda que no todos los dolores se manifiestan como una cojera, así que el hecho de que tu caballo no cojee no quiere decir que no le duela nada.

Estos son algunos ejemplos de manifestaciones de dolor a través del comportamiento, pero el hecho de que tu caballo no muestre ninguno de estos comportamientos no quiere decir necesariamente que esté exento de dolor, ya que cada animal responde de una manera a las molestias. Estar bien atento a cualquier cambio que pueda manifestar respecto a su comportamiento habitual resulta fundamental para detectar el dolor, y si crees que puede existir molestia solicita una revisión clínica.

Mi caballo parece mostrar signos de dolor… ¿qué hago?

En primer lugar, te recomendamos evitar la aplicación del castigo o de medidas severas de entrenamiento buscando solucionar el problema, que por desgracia es lo que muchas veces se hace por falta de conocimiento. Hay que recordar que los caballos no alteran su comportamiento para no trabajar, porque sean vagos o para “molestar” al jinete, ya que estas son respuestas “humanas” y no equinas.

Dicho esto, si percibes un cambio de comportamiento anormal en tu caballo o manifiesta un comportamiento violento o negativo en alguna situación, recomendamos solicitar una evaluación clínica para detectar si existe alguna molestia que lo esté generando. Recuerda que las molestias no se manifiestan únicamente como cojeras, así que un examen de cojeras con palpación de los miembros no es suficiente, hay que evaluar todo el caballo, haciendo especial hincapié en su musculatura, ya que los dolores musculares no siempre dan lugar a una cojera, pero sí son responsables de muchos de estos comportamientos. También es necesario determinar si el equipo que emplea está generando molestias (montura, cincha, protectores de dorso, embocadura, rendajes etc.).

Solicita un completo examen clínico de tu caballo, que incluya una palpación de toda su musculatura, evaluación de la movilidad de todos los segmentos articulares, evaluación en movimiento y examen exhaustivo del ajuste del equipo.

Una primera medida a tomar a menudo es el reposo. Existe todavía la creencia de que con reposo se pueden curar las lesiones de los caballos. Evidentemente, el cese de la actividad deportiva en muchos casos mejora el grado de molestia de lesiones provocadas por el ejercicio, pero está muy lejos de ser una “cura”, así que antes de tomar la decisión de dejar al caballo unos días sin moverse pide consejo profesional.

El reposo no “cura” todos los dolores

Si tu caballo muestra su dolor cuando le montas puedes probar a trabajarlo a la cuerda (sin montura, ni cinchuelo ni embocadura) y observar si de esta manera manifiesta el problema. De esta forma podrás descartar si la montura, el peso del jinete o la influencia de su mano tienen algo que ver con el problema.

No esperes para pedir ayuda si crees que tu caballo presenta molestias: podemos considerar al dolor como algo relativamente “bueno” ya que es un aviso para que un problema no se agrave y se controle. Sin embargo, cuando el dolor se perpetua en el tiempo puede pasar de ser un medio de protección a ser un medio de agravamiento de las lesiones, esto se debe a que la inmovilización prolongada trae consecuencias que siempre son negativas para la función del cuerpo.

 

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