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Preocupante la situación que vive actualmente la hípica argentina

Óscar Hernández

Gran preocupación por la crisis que afecta la actividad hípica en Argentina.

 

Buenos Aires (Po Diego Mitagstein de Turf Diario) La situación es prácticamente insostenible para los hipódromos de la Provincia de Buenos Aires; suspensiones de reuniones, premios atrasadísimos y bajísimos, verano y el particular momento por el que atraviesa la Argentina, le dan forma a un combo que, en cualquier momento, puede explotar y desatar una nueva y gran crisis.

Hace unos años, en época de campaña, Axel Kicillof, actual Gobernador bonaerense, se comprometió a caminar al lado de la hípica; el empleo, la mano de obra irremplazable y las bondades de nuestra actividad sirvieron para sumar votos.

Desde entonces, los hipódromos de San Isidro, La Plata, Azul, Tandil y Dolores no dejaron de sufrir, de cubrir todo con parches. Por un tiempo se aguantó, pero la actualidad es preocupante al máximo y las respuestas oficiales solo llegan cuando el agua llega al cuello y con Curitas, no con soluciones finales.

Hoy, el Jockey Club Argentino se encuentra 3 meses atrasado en la liquidación de las recompensas provenientes del fondo de reparación, la mayor parte de las mismas, y por el mismo sendero transitan Azul, Tandil y Dolores que, últimamente, debieron abandonar la idea de hacer carreras. La Lotería de la Provincia de Buenos Aires que comanda Gonzalo Atanasof escucha justo antes del conflicto, y va estirando la cuestión; así hace meses.

La Plata, bajo la administración estatal, tiene favoritismos, pues ya anunció un cronograma de pagos de las jornadas que se realizaron hasta el 17 de diciembre, salvo por los grandes premios del 19 de noviembre, que vaya uno a saber cuándo se liquidan.

El papelón es enorme; a la par de las fotos entre Atanasof y dirigentes, de promesas, de más fotos para los medios afines, propietarios, profesionales y personal de caballeriza sufren; obvio, luego viene toda la cadena, que poco a poco se va complicando, y, por consiguiente, la rueda dejando de girar.

¿Cuál es el juego? El dinero del fondo proviene de la ganancia de los bingos de la provincia, y Lotería solo debería hacer un pase de manos... Pero, el dinero viene al pelo para atender otras cuestiones y, mucho de lo que corresponde, jamás llega a su fin, como el caso del Bosque, donde el que haga las cuentas se agarraría la cabeza.

¿Y el turf? Nadie sabe qué hacen gremios y asociaciones (muchos también viviendo del fondo...), y desde ellas dicen que se trabaja, pero no se da a conocer. Si no se da a conocer, no se sabe que se trabaja. Es así de simple. ¿Lotería? Bien, gracias, haciendo las cosas a las que, lamentablemente nos tienen acostumbrados los políticos.

"La culpa no es del chancho", dice el dicho popular, y bien le cabe al momento del turf. El deporte está conectado a un respirador hace 20 años y no hace absolutamente nada por dejarlo, todos están cómodos.

Lotería no permite el juego online ni tampoco el commingle. Entonces, ¿cómo pretende que los hipódromos puedan mejorar su situación y recaudar mejor? ¿En serio la aplicación telefónica es solución? ¿Para qué o para quien juegan Atanasof y compañía? ¿Les preocupa realmente el turf? Respuestas no hay, aunque el que calla, otorga.

Los premios en San Isidro y La Plata son vergonzosos, en muchos casos, apenas alcanzan para pagar una pensión cuando se gana, la peor ecuación de la historia. ¿Hasta cuándo se puede sostener algo así? No por mucho tiempo.

En pocos meses empezará la comercialización de los productos, y la debacle promete ser grande; ni que hablar de los criadores, que van desapareciendo de a poquito para nunca más volver. El turf se achica, aunque lo nieguen, y muchos ya temen caer en situaciones similares a la de San Pablo, en Brasil, o Perú, donde se corre entre un grupo pequeño de propietarios y prácticamente gratis.

La industria del turf en Argentina no está organizada para ese formato, todo lo contrario. Los nacimientos bajan, las inversiones se achican y ni siquiera las ventas al exterior caminan, porque las condiciones son espantosas, las peores del mundo, un mundo que ya no quiere hacer cosas raras. Los premios no se pagan o se pagan tarde y son malos, los costos son altísimos, no hay forma de mejorar las recaudaciones, la dirigencia hace agua por todos lados. El cuadro es preocupante. Quizás, más que nunca.

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